miércoles, 1 de diciembre de 2010

Actitud lirica

Enunciativa: El hablante expresa su interioridad utilizando un objeto concreto . es característico que se utilice la tercera persona.
Apostrofica: el hablante pareciera que esta entablando un dialogo con alguien (un tu imaginario), por lo que siempre le pregunta acerca de sus emociones.
Carminica:el hablante lírico expresa sus sentimientos. predomina su interioridad por sobre cualquier otra cosa.
Motivo lírico:
 Es aquello de lo que se habla en el poema ,es lo que inspira al autor a escribir un poema. que son sus vivencias.

UNIDAD NUMERO 3: "voces de la calle"

Género lírico:



Hablante lírico

Así como el género narrativo tiene en el narrador a la voz que relata las acciones de sus historias, el género lírico también posee un sujeto ficticio que aparece en cada poema y es individual y diferente a los de otros
poemas, aun cuando hayan sido escritos por el mismo autor. Nos referimos al hablante lírico. Él es quien susurra detrás de cada verso que leemos, declamamos o cantamos y que no corresponde al autor del poema, al igual que el narrador de cada cuento o novela no es el mismo sujeto que escribe esas historias.
Esta voz interna, hecha de lenguaje y por el lenguaje, se caracteriza y diferencia de los otros géneros porque expresa su parte más espiritual y profunda: las emociones, pensamientos, ideas y sentimientos que descubre
al enfrentarse al mundo que lo rodea, a los otros seres humanos y a las emociones y sentimientos de los demás seres, es decir, a su objeto lírico.
Imagina que el hablante observa correr el agua en un río y esto lo inspira para hablar sobre el transcurrir de la vida. En ese caso, si bien el objeto lírico de sus versos es el río, el tema de su poema es otro, en este caso, la vida y su transcurrir. A esto le llamamos motivo lírico, es decir, el tema del cual habla el poema y que se suele expresar como una vivencia del alma humana para el lector y que puede o no coincidir con el objeto de los versos.

Técnicas de investigación

Confiabilidad de las fuentes:El valor de las fuentes que consultamos para realizar una investigación puede ser evaluado de acuerdo con el nivel de confiabilidad de estas fuentes. La confiabilidad resulta ser un criterio muy importante a la hora de escoger material informativo para nuestras investigaciones.



Fuentes primarias y secundarias:


Las fuentes primarias son más confiables porque proveen información “de primera mano”; es decir, los datos o ideas que se presentan han sido elaborados por los mismos autores de la fuente.
Por ejemplo, si realizas una búsqueda sobre un concepto elaborado por Umberto Eco, la fuente primaria sería el libro escrito por Eco donde sale ese concepto.
La fuente secundaria es una fuente en la que se hace referencia a los conceptos a partir de otras fuentes. Por eso, puede tener menos confiabilidad que la primaria. Siguiendo el ejemplo, una fuente secundaria podría ser un manual de sicoanálisis en donde se explicaran algunos conceptos freudianos.
• Autoridad:
Tiene más confiabilidad la información que es entregada por un experto en la materia sobre la que investiguemos. Por ejemplo, es más confiable entrevistar a un economista para que nos explique las consecuencias de una crisis económica que a un ciudadano común y corriente, ya que este no tendrá el mismo conocimiento que el experto.
• Objetividad:
Mientras más objetiva sea la información que se presente, y menos espacio se dé a los juicios u opiniones del autor, más confiable será la fuente.
• Traducción:
La traducción de un texto es más confiable cuando se señala explícitamente quién ha sido el traductor de este.

Modalidades discursivas

La modalidad discursiva determina el modo en que se usa el lenguaje en las diversas situaciones de comunicación, en relación con los participantes de la interacción, con su posición y su identidad, con los vínculos que establecen entre ellos y con sus intenciones comunicativas. Cada uno de estos aspectos determina las elecciones lingüísticas que los participantes realizan para
elaborar sus mensajes. A partir de estos elementos, podemos hablar de tres tipos de modalidades básicas.


La modalidad personal se relaciona con la identidad y la posición de los participantes y permite señalar qué tanto se involucran con lo que dicen, es decir, si personalizan o no su discurso: pueden decidir hablar desde su yo o hablar desde una voz impersonal; o sea, utilizando la tercera persona. Un tenor personalizado es común en las conversaciones cotidianas, mientras que un tenor impersonal es característico de las situaciones de comunicación más formales, como, por ejemplo, el reportaje que leíste sobre los hombres y la crianza. En él, el escritor no usa su “yo” para hablar del tema, sino que lo hace desde un punto de vista externo, despersonalizando su discurso. El uso de “nosotros” se sitúa en la frontera entre lo personal y lo impersonal.
La modalidad interpersonal se basa en la relación que se establece entre los participantes de una situación comunicativa y se sustenta en dos ejes: proximidad/distancia y jerarquía/solidaridad. Es
aquí donde hablamos de simetría y asimetría entre los participantes. Considerando la relación que establece con su oyente o receptor, el emisor escogerá diferentes formas lingüísticas, como tratamientos corteses o informales (usted o tú), palabras más simples o complejas, entre otros.
Podemos decir que el tono interpersonal se define por quién habla y a quién.
La modalidad funcional se relaciona con las intenciones comunicativas de los participantes. Se define por el propósito con el que se produce un mensaje, ya que según sea su propósito, el emisor podrá escoger diferentes formas lingüísticas: puede querer ser expresivo, directo, didáctico, crítico, provocativo, informativo, entre otras, lo que determinará las palabras que escoge para elaborar su mensaje. Por ejemplo, una carta de amor tiene un tenor funcional de tipo más expresivo que una carta al director de un diario, que puede tener un tenor informativo o crítico, como en el caso del reportaje que leíste, en donde el tenor funcional puede ser caracterizado como informativo y reflexivo.

Sistema, norma y habla

Todos los hablantes de español compartimos una misma lengua, es decir, un mismo idioma que, a pesar de que se realiza de manera diferente en distintos lugares y entre diversas personas, nos permite comunicarnos y entendernos. A continuación veremos que, tal como lo propuso Eugenio Coseriu, la lengua puede ser analizada considerando tres niveles de organización: sistema, norma y habla.
El sistema de la lengua es el nivel más abstracto y corresponde a todas las reglas implícitas que hacen que una lengua sea una unidad diferente de otras lenguas. Estas reglas se relacionan con los sonidos, con sus formas de construir palabras, frases y oraciones, es decir, con aquellas leyes indispensables que determinan la unidad de un idioma. Son estas reglas las que hacen posible que las personas de Argentina se puedan entender con las de Colombia, y que los chilenos y chilenas nos podamos comunicar entre nosotros, a pesar de nuestras diferencias al hablar.
En un grado algo más concreto encontramos el nivel de la norma, que corresponde a variaciones generalizadas, comunes a un grupo de usuarios. Por ejemplo, el español de Chile y el de España, o la forma de hablar de los jóvenes. Podríamos decir que la norma es el conjunto de rasgos o características que nos permiten identificar rupos de hablantes. Existen cuatro tipos básicos de norma.

los personajes

Los personajes son aquellos seres que viven en el mundo ficticio y que viven o ejecutan la acción del
relato.



Según su jerarquía: se clasifican en principales o protagonistas y secundarios. Los personajes protagonistas son aquellos en torno a quienes gira la historia; la historia está íntimamente relacionada con ellos, pues es a ellos a quienes les sucede. Los secundarios, en cambio, están al servicio de los personajes principales: intervienen en la narración de forma importante, ayudan a que la historia se desarrolle, pero no son fundamentales ni trascendentales a la hora de evaluar la historia. Algunos autores identifican también un tercer grupo de personajes, llamados terciarios, los cuales sirven para ambientar y complementar las historias, pero tienen muy poca o nula participación en los principales hechos del relato.



Según su grado de complejidad: se distinguen los personajes planos y redondos. Los personajes planos son aquellos que tienen una característica psicológica bien definida y la mantienen igual a lo largo de toda la narración. Los personajes redondos, en cambio, poseen mayor profundidad, complejidad e, incluso, pueden llegar a ser ambiguos en algunos aspectos. En este sentido, son más parecidos a las personas en la vida real.